
El 18 de Enero leí un artículo titulado la Doña Paciencia y el Don Orgullo escrito por vida, familia y algo más. Lo encontré sumamente interesante, por lo que voy a intentar extraer las partes que considero más importantes.
Hablaba de que la paciencia es más bien aceptar las imperfecciones de los demás. Aceptar nuestras diferencias: de comportamiento, de preferencias, de prioridades, de criterio, de forma de pensar, etc. Decía que cuando pierdes la paciencia con alguien normalmente es porque esa persona no ha estado a la altura de tus expectativas. Pero, y a ti quien te ha dicho que los demás deben vivir sus vidas y actuar según tus expectativas? Quién dijo que los demás tienen que tener tus prioridades y preferencias?
Como es de esperarse, cada virtud tiene un rasgo de competencia que intenta anular. Pues la competencia de doña Paciencia es lógicamente doña impaciencia. Verdad? Sin embargo, muchísimas veces lo que causa la impaciencia es don Orgullo. Veamos:Nuestras reacciones impacientes con los demás reflejan nuestro desacuerdo con su proceder. De alguna forma en esa reacción nuestra (impaciente) está don Orgullo diciendo “yo estoy en lo correcto y tú estás equivocad@. Yo quiero que te des cuenta de cuán enojad@ estoy para que veas cuán correct@ estoy. Triste, verdad?
Will Durant, ganador del premio Pulitzer, escribió una vez que ‘Hablar mal de otras personas es una forma deshonesta de autoalabanza‘….y está claro… cuando criticamos a otros delante de terceros, de alguna forma estamos diciendo a gritos ‘él está equivocad@, pero yo tengo toda la razón’.
Muchísimas veces denigramos al otro con comentarios negativos y salidas impacientes en un esfuerzo inconsciente de quedar mejor nosotros mismos.
Doña Paciencia es quien nos puede liberar de esa necesidad de estar siempre en lo correcto y darnos la paz de poner nuestras relaciones delante de nuestros deseos egocéntricos de reconocimiento.
Saben que??. Yo estoy totalmente de acuerdo con lo anteriormente expuesto. Muchas veces no aceptamos las “imperfecciones” de los demás por considerar que no están a la altura de nuestras expectativas, sin embargo, no tomamos en cuenta algo sumamente importante: Y nuestras actuaciones sí cumplen con las expectativas de los demás?.
Es normal y natural que intentemos comunicar nuestras ideas e influir en los demás con nuestro particular punto de vista, sin detenernos a entender las necesidades y los propósitos de los demás.
Muchas veces convertimos las críticas en una forma de rechazo a todo lo que no nos gusta; criticamos desde la forma de vestir de los demás, sus opiniones, su conducta, la forma en que manejan sus finanzas y la manera como enfrentan los problemas. Y más aún las críticas más duras y severas la realizamos hacia las personas que conocemos y que queremos, familiares y amigos.
Es muy fácil ver el mundo hacia afuera, y no hacia dentro de nosotros. Podemos ver los defectos de los demás como un cristal transparente, y todos conocemos las obvias soluciones de sus problemas. Las soluciones son obvias, están ahí. Esa persona sólo tiene que hacer “x”, o “y”, pero por Dios como es que no lo ve. Es simple… está claro.
Pero saben que?. Esa persona no lo ve. No ve las fáciles soluciones que nosotros vemos. No ve sus defectos.
Y esto ocurre con nosotros mismos. Literalmente “No vemos nuestros defectos”, “no vemos las obvias soluciones a nuestros propios problemas”, es más no entendemos que podrían criticarnos los demás, si desde nuestra óptica siempre hacemos lo mejor.
No hay maldad, hay desconocimiento. Tenemos un estilo y ritmo de vida cotidiano que nos mantiene en un ambiente de confort, que para nosotros es el adecuado, el ideal. Por qué tendríamos que cambiarlo?.
Y nos duelen las críticas, nos ponen a la defensiva. Nos duelen muchísimo, aunque digamos lo contrario. Porque nos hace enfrentar cosas que no vemos o que simplemente no queremos ver. Nos expone, y a nadie la gusta la sensación de sentirse expuesto ante los demás.
“Resulta de todo punto monstruosa la forma en que la gente va por ahí hoy en día criticándote a tus espaldas por cosas que son absolutamente y completamente ciertas”
Y lo interesante de todo es que muchas de las cosas que nos critican pueden ser ciertas. Sin embargo, al tomarlas como algo hasta humillante nos olvidamos del valor constructivo que pueden tener. El rechazo inicial nos impide sacar lo positivo, aunque luego lo hagamos y puede que hasta agradezcamos el comentario recibido.
La imagen que cada uno tenemos de nosotros mismos es muy subjetiva, por eso de vez en cuando necesitamos una ayudita externa. Y en el fondo, reconocemos que esto es así, cuando vamos a tomar una decisión importante y trascendental en nuestras vidas, y lo comentamos a personas de confianza, porque esas personas podrían aportar cosas que no vemos.
Con estas reflexiones espero haber sembrado la inquietud, en todos los corazones que la lean, y espero que me autoayude, porque definitivamente me falta mucho por crecer en esta área. Sí, lo reconozco, soy de esas que no aceptan bien las críticas. Y para ayudar, debo ser la primera en mejorar.
Marisol