
"Yo te llevo desde niño muy adentro te he encontrado en el pájaro y la flor, en la lluvia, en la tierra y el silencio, y en mis sueños cada noche estabas tú. Desde entonces, quiero darte siempre gracias porque puedo darme cuenta de tu amor, beberé de tu cuerpo y de tu sangre, y por siempre te daré mi corazón".
Como no creer en Dios, cuando he recibido de él tantas bendiciones. Tantas que sólo puedo dar por siempre las gracias de todo lo recibido, y de todo lo que se me falta por recibir.
Siempre he tenido presente, que Dios está a mi lado, a todo momento, a toda hora. En todos los instantes de mi vida. Y que él constantemente está señalándome el camino a seguir. Estoy convencida de que sólo me ocurren aquellas cosas que él quiere que me ocurran. Y ojo, no estoy diciendo que nunca me pasen cosas que me causen dolor y sufrimiento. Ahora bien, entiendo que el dolor y el sufrimiento no son más que situaciones que nos hacen crecer, son puertas obligatorias que debemos cruzar, y que no ocurren gratuitamente.
Confieso que en ocasiones no logro ver de primera instancia cual es la enseñanza que me brindan, sin embargo, esa enseñanza tarde o temprano llega a mi. Por eso intento sustituir la pregunta por qué?, por para qué?, cuál es la lección que debo aprender?.
Como puedo no dar gracias a Dios por haberme dado una vida feliz y estable, por haberme dado unos padres ejemplares y unos abuelos envidiables, por haberme permitido encontrar a la persona perfecta para que fuera mi compañero de vida, por haberme dado dos hijos que son la razón de mi existencia, por darme una familia preciosa, y un montón de amigos siempre dispuestos a extenderme la mano física que mi señor me extiende desde el cielo.
Dios mio no me tienes que dar porque te quiera, pues aunque lo que espero no esperara, lo mismo que te quiero te quisiera.
Gracias Padre!
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